Hablar de dinero puede ser incómodo. Muchas veces preferimos no mirar nuestras cuentas o no pensar en las deudas porque sentimos que “algo estamos haciendo mal”. Pero, ¿sabías que la mayoría de los errores financieros no vienen por falta de ingresos, sino por falta de claridad?

Por eso, hoy te quiero hablar de una herramienta sencilla pero poderosa: el diagnóstico financiero personal. No necesitas ser contador ni tener un salario alto para hacerlo. Solo necesitas sentarte contigo mismo(a), con papel y lápiz (o una hoja de Excel), y responder una pregunta clave:

Paréntesis: Si no quieres leer, mira el video en Youtube.

¿Cómo estoy realmente con mi dinero?

¿Qué es un diagnóstico financiero?

Un diagnóstico financiero es como una radiografía de tus finanzas. Te permite ver con claridad:

  • Cuánto dinero entra a tu bolsillo cada mes.
  • En qué lo estás gastando realmente.
  • Si estás viviendo por encima de tus posibilidades.
  • Si tus deudas están bajo control… o te están asfixiando.
  • Y, lo más importante: si estás construyendo un futuro o simplemente sobreviviendo.

Este ejercicio es el primer paso para mejorar tus finanzas, ya que te muestra la realidad sin adornos, pero con la esperanza de que todo puede mejorar si tomas acción.

¿Por qué deberías hacerlo?

Porque sin diagnóstico, no hay cambio real. Mucha gente intenta ahorrar, pagar deudas o emprender sin antes saber dónde están parados. Es como querer bajar de peso sin saber cuánto pesas ni qué estás comiendo.

Hacer tu diagnóstico financiero te va a ayudar a:
✅ Detectar gastos innecesarios que drenan tu bolsillo.
✅ Descubrir oportunidades para ahorrar, incluso con un ingreso modesto.
✅ Tomar decisiones con más confianza y menos estrés.
✅ Sentirte en control, en vez de que el dinero te controle a ti.

¿Cómo hacer tu diagnóstico financiero personal? Paso a paso

1. Haz una lista de tus ingresos

Incluye todo lo que entra a tu cuenta o a tus manos mes a mes. Por ejemplo:

  • Sueldo o salario fijo.
  • Ingresos por ventas, comisiones o trabajos freelance.
  • Apoyos económicos, becas, pensiones, etc.
  • Cualquier ingreso extra o recurrente.

Suma todos y anota el total mensual de ingresos.

2. Anota todos tus gastos

Este paso requiere honestidad. No maquilles cifras. Incluye TODO:

  • Gastos fijos: renta, servicios, comida, transporte, colegiaturas.
  • Gastos variables: salidas, regalos, medicina, entretenimiento.
  • Gastos “invisibles” o hormiga: cafés, apps, botanas, propinas.

Súmalos también y obtén el total mensual de gastos.

3. Compara: ¿Te sobra, te falta o estás justo?

Resta tus gastos a tus ingresos. El resultado puede ser:

  • Positivo: ¡Felicidades! Te sobra dinero. ¿Lo estás ahorrando o invirtiendo?
  • Negativo: Estás gastando más de lo que ganas. Es urgente hacer ajustes.
  • Cero: Estás al límite. Cualquier imprevisto te puede desequilibrar.

4. Evalúa tus deudas

Haz una tabla sencilla con esta información:

  • ¿Cuánto debes en total?
  • ¿Cuánto pagas al mes?
  • ¿Qué tasa de interés estás pagando?
  • ¿En cuánto tiempo podrías salir de esa deuda?

Esto te ayudará a saber si tus deudas son manejables o si necesitas reestructurarlas.

5. Reflexiona: ¿Qué hábitos necesitas cambiar?

Con tu diagnóstico en mano, pregúntate:

  • ¿Estoy gastando en cosas que no necesito?
  • ¿Estoy usando tarjetas de crédito para cubrir gastos básicos?
  • ¿Estoy ahorrando al menos un poco cada mes?
  • ¿Estoy construyendo algo para el futuro?

Este momento de reflexión es clave. No es para culparte, sino para que tomes el control de tu dinero.


¿Cada cuánto se debe hacer un diagnóstico financiero?

Idealmente, una vez al mes para hacer ajustes, y al menos una revisión profunda cada 3 o 6 meses. Tus ingresos y gastos pueden cambiar, y es importante que tu plan también se adapte.


Herramientas para ayudarte

Puedes hacer este ejercicio con papel y lápiz, en una libreta o usando plantillas digitales. También puedes usar aplicaciones móviles o Excel, lo importante es que lo hagas.


Conclusión: Conócete para mejorar

Hacer tu diagnóstico financiero no solo se trata de números, se trata de ti: de tus hábitos, tus decisiones y tu futuro. No importa cuánto ganes, lo importante es cómo lo manejas.

Tomarte una hora para revisar tu situación puede cambiar tu vida para siempre. Es el primer paso para dejar de vivir al día y empezar a construir una vida con más libertad, seguridad y paz.