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El “nearshoring” es una estrategia empresarial en la que las compañías trasladan sus operaciones de manufactura, servicios o desarrollo de productos a países cercanos a sus principales mercados de consumo, en lugar de optar por ubicaciones en regiones lejanas (offshoring). México ha surgido como un destino clave de nearshoring, especialmente para empresas estadounidenses, debido a su proximidad geográfica, su sólida red de tratados comerciales y sus ventajas competitivas en costos. Este modelo representa una oportunidad importante para México, pero también implica retos y riesgos que pueden afectar su éxito en el largo plazo.
El nearshoring, a diferencia del offshoring, busca la cercanía a mercados principales como Estados Unidos y Canadá, con el fin de reducir costos logísticos, aprovechar la eficiencia de los recursos locales y optimizar las operaciones mediante fusiones con cadenas de suministro regionales. Esta tendencia, impulsada en gran medida por la pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas, ha resaltado la necesidad de las empresas de mantener cadenas de suministro más flexibles y resistentes a interrupciones.
Los especialistas ven un futuro prometedor para el nearshoring en México, con proyecciones de crecimiento anual en la inversión extranjera directa (IED). Si se mantiene una tendencia de crecimiento, se estima que el nearshoring podría generar más de 700,000 empleos directos en México en sectores estratégicos como manufactura avanzada, tecnología y logística. La Asociación Nacional de Parques Industriales (AMPIP) reporta una demanda de espacio industrial sin precedentes, lo que podría duplicar la construcción de parques industriales en los próximos años.
El aumento de empleo y la inversión en tecnología también podrían traducirse en mejoras salariales, capacitando a la fuerza laboral y fortaleciendo las comunidades locales. El nearshoring podría además fomentar la creación de clústeres industriales, donde múltiples empresas se ubiquen en una misma área para optimizar sus cadenas de suministro y procesos de producción.
El riesgo más citado por los expertos es la saturación de infraestructura sin una inversión adicional sustancial. Si México no amplía y moderniza sus carreteras, puertos y conexiones ferroviarias, el país podría enfrentar retrasos significativos y dificultades para mantener la competitividad. Otro posible escenario negativo es el riesgo de que se intensifiquen los problemas de seguridad y corrupción.
Los analistas también señalan que una excesiva dependencia de empresas extranjeras puede limitar el crecimiento de la industria local y la competitividad a largo plazo de las empresas mexicanas. Sin una estrategia que fomente la creación de valor y la innovación local, México podría quedar atrapado en una dinámica de manufactura de bajo valor, sin aprovechar todo el potencial del nearshoring.
El nearshoring representa una oportunidad valiosa para México, con beneficios que podrían transformar la economía y el mercado laboral. Sin embargo, para capitalizar al máximo esta tendencia, es fundamental abordar los desafíos de infraestructura, seguridad y sostenibilidad. Con una estrategia adecuada, el nearshoring podría ser la clave para una nueva era de crecimiento y desarrollo para México.
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